Labrador Retriever: historia y carácter

El labrador retriever es un perro de tamaño medio y constitución fuerte que llegó a Europa a principios del siglo XIX. Siempre ha sido valorado por su excelente carácter y capacidad de trabajo, cualidades que lo convierten, sin duda, en una de las razas más inteligentes y afectivas.

Los labradores retriever provienen de Terranova, en Canadá. Sus antepasados fueron los perros de aguas de Saint John, resultado de cruces entre razas de Portugal, Inglaterra e Irlanda.

Durante el siglo XIX, fueron compañía de los pescadores de Terranova, que los utilizaban para recoger objetos y peces del agua. Fue en 1820 cuando este animal fue importado a Inglaterra por el Conde de Malmesbury, quien elogió y preservó las virtudes de la raza. Se dice que fue el propio Conde quien les atribuyó el título de "labradores".

Otro nombre importante en la difusión y ensalzamiento de este perro fue Lord Knutsford, quien logró que la raza fuera reconocida en 1903 por el Kennel Club de Gran Bretaña.

Las grandes capacidades físicas y mentales de los labradores los convirtieron en perfectos compañeros de caza en la montaña. Aún son utilizados como perros para cobrar la presa, razón por la que también puede ser conocido como labrador "cobrador" o perdiguero de labrador (retriever significa "perdiguero").

En 1916 fue fundado el Labrador Retriever Club of England. En esta época, casi todos estos perros eran negros, aunque los labradores dorados, los más conocidos en la actualidad, ya empezaban a ser apreciados.

Esta raza goza de gran éxito por su versatilidad y carácter. Son animales muy enérgicos e inteligentes. Su gran capacidad de aprendizaje los hace estupendos trabajadores.

El labrador adora la compañía de las personas. Se sentirá solo si no está con regularidad con su familia y no recibe la atención necesaria. Es obediente y servicial, por lo que es un perfecto animal de asistencia y rastreo.

El labrador retriever necesita mucho ejercicio y se aburre con facilidad, por lo que es recomendable que viva en un lugar espacioso. En cualquier caso, puede adaptarse a la vida en un apartamento si se le proporciona la actividad adecuada. Sin este ejercicio, se convertirá en un animal nervioso e incontrolable, pudiendo llegar incluso a escaparse.

Son magníficas mascotas, afables, pacíficos y pacientes, tanto con los niños como con otros animales. No son buenos guardianes, pues, aunque son muy protectores, no suelen mostrar comportamientos agresivos con los desconocidos.

Todo cachorro necesitará pasar por un adiestramiento básico que garantice su integración en la familia, su correcta sociabilización y su control ante posibles situaciones de excitación.